Hacía ya bastante tiempo que no asistía a una boda ni como de invitado, por lo que estaba bastante nervioso. Por suerte, Sergio me ayudo bastante a rebajar la presión y me hizo todo el día muy cómodo. Yo tenía bastante claro que mi trabajo era el de ayudar en todo lo que él necesitara e intentar pasar casi desapercibido para intentar sacar a los novios lo más naturales posibles, ya que en muchas ocasiones se sienten "intimidados" al estar delante del objetivo y ser el centro de atención.
Para mí la experiencia fue muy buena, ya que es una gran oportunidad para aprender con un fotógrafo como Sergio mientras que por otra parte te tienes que buscar la vida para conseguir la foto que quieres sin perder un instante, ya que en una sonrisa, un guiño, unas manos entrelazadas pueden desvanecerse mientras tu estas riñendo con la cámara o dándole a la ruletita.
Bueno, ya vale, que aquí venís a ver fotos...
La ceremonia tuvo lugar en la Concatedral Santa María de La Redonda de Logroño.Yo me limitaba a merodear y a observar a todo lo que sucedía alrededor, intentando no perder nunca de vista a Sergio por si necesitaba cualquier cosa o simplemente para no meterme en sus fotos de fondo.
Al término de la ceremonia nos acercamos hasta la Casa de Las Ciencias para hacer las fotos. Seguramente ese día fue uno de los más calurosos del verano porque nos pegamos una sudada de campeonato, aunque la peor parte se lo llevaron los novios, especialmente Eduardo, pero creo que el resultado mereció la pena.
Y corriendo para el restaurante, en este caso el Imperial Montesol, en Oyón, donde aprovechamos para hacer alguna foto por sus jardines mientras los invitados estaban con el lunch.
Gracias por la parte que me toca; ya sabes que fue un placer contar contigo.
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