De cuando era pequeño aún tengo recuerdos de cuando nos juntábamos gran parte de la familia en la huerta de mis abuelos para asar pimientos, hacer tomate, envasar melocotón... lo que se llamaba "la conserva" que al menos aquí en La Rioja tiene gran tradición. Gran parte de esa tradición se ha perdido, incluida en mi familia, pero ayer tuve la oportunidad de renovar esos recuerdos.
En la familia de mi novia todavía mantienen parte de esas costumbres y ayer tuve la oportunidad de vivirlo en primera persona en una larga jornada "haciendo tomate". De hecho, algunas partes de mi cuerpo hoy todavía siguen algo resentidas pero más por el sedentarismo urbanita que por otros motivos.
La mañana empezaba dándole un manguerazo a los tomates para limpiarlos un poquito antes de empezar a partirlos en trozos e ir llenando calderos. Una vez troceados toca ponerlo a cocer para que se vaya separando el agua de la carne del tomate. En cuanto está ya cocido hay que escurrirlos para que luego no salga demasiado acuoso.
Por otro lado hay que ir picando cebolla y ajo y sofreirlo para a continuación añadirle el tomate cocido ya escurrido. En cuanto esta listo toca pasarle la batidora y luego por la trituradora para que quede lo más fino posible y sin tropezones. Lo más duro ya está hecho aunque todavía falta embotar, poner esos botes a cocer y listo, ¡¡tomate para todos!!
Lo he querido contar de una forma muy rápida y superficial dado que este blog trata de fotografía, pero me parecía interesante explicar un poco el proceso, aunque para que os hagáis una idea fueron aproximadamente unas 9 horas de 5 personas y con una temperatura bastante alta debido a que continuamente están los fuegos encendidos.
Ahora os dejo con las fotografías que fui haciendo a lo largo del día.
Un saludo.
P.D. Lo siento pero no se porque las fotos salen desordenadas.
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